jueves, 23 de junio de 2011

El parque de los pájaros caídos

Miss Mime  

“Je suis l’espace oú je suis”.
Noël Arnaud.  


En una ciudad  ubicada a la par de las montañas, hay un rincón cubierto  por el velo del pasado, rodeado por el bullicio y el caos de una urbe de calles pequeñas y andenes rebosantes de gente.   

“El Parque de los Pájaros Caídos”, es el hogar de los incansables jubilados, quienes arriban todos los días al lugar en las primeras horas de la mañana, y permanecen anclados allí hasta el inicio del crepúsculo.

Aquel cúmulo de pensionados trae consigo un desfile teatral, conformado por vendedoras de chance, lustrabotas, tahúres, artesanos y demás personajes pintorescos que engalanan el recinto de los hombres retirados.  

Día a día, este lugar es el escenario donde se desarrollan algunas  típicas tragicomedias cotidianas;  perdedores y ganadores, producto de improvisados juegos de póker al aire libre, un anciano fotógrafo quien espera con ansiedad retratar a alguien  con su antigua cámara análoga, una mujer bajo un enorme y colorido paraguas, que cocina vísceras de cerdo en un recipiente de aluminio.      

Este espacio es un crisol donde se funden las narraciones del pasado y el presente, en una aleación de apariencia heterogénea. Allí se relatan  historias de difuntos, antiguas edificaciones sin gloria, y  las reminiscencias de un viejo cafetín donde vendían el mejor carajillo de la ciudad.

Aquellos personajes  anónimos y olvidados por los transeúntes,  han sido actores y espectadores de la transmutación física de este espacio con el transcurrir de los años, este lugar ha sido un relicario  que resguarda confesiones, relatos cómicos y dramáticos, y mordaces críticas a la política local.

“El parque de los pájaros caídos” es un espacio que difícilmente encaja en algún  estereotipo. Este pintoresco trozo del paisaje urbano posee un espíritu imperecedero, producto del significado que han construido aquellos hombres de cabellos canosos y toda la parafernalia de personajes que acaece  tras sus espaldas. Este recinto público es un ejemplo del lazo inquebrantable que existe entre el  humano y el lugar que habita;  la poética impronta que surge de la relación entre el espacio y el individuo.     

1 comentario: